Solo cuando pones encima de la mesa todo lo que tienes te das cuenta de lo que necesitas.
Ahora que iniciamos un Nuevo Año y en nuestras cabecitas hay muchas buenas intenciones y propósitos, aprovechemos para dar un impulso más a esas motivaciones.
Las Nuevas Etapas, como puede ser el cambio de Año, son un buen momento para deshacernos de lo que ya no nos sirve, nos hace infelices o ha perdido su utilidad.
Para que pueda entrar lo nuevo, los cambios, hay que dejar espacio y… ¿cómo se hace? deshaciéndonos de lo que ya no tiene utilidad, no nos genera energía positiva o peor aún, de lo que dejamos que nos robe energía.
¿Qué motivo hay para que, aunque a veces, nos cueste deshacernos de cosas (materiales y no materiales) al final, cuando lo hacemos nos genera bienestar y felicidad? El soltar, dejar ir o reubicar “algo” en otro lugar más adecuado, nos ayuda a liberarnos de lo que arrastramos, de esas decisiones que hemos pospuesto, de ese acumular y acumular cosas, muchas veces ya sin ningún sentido ni utilidad. Al tomar y ejecutar decisiones estamos pasando a la acción y eso genera, en nosotros, un efecto liberador. Al hacerlo, permitimos que, otras cosas, oportunidades, personas, situaciones nuevas, tengan cabida en nuestra vida.
En muchas ocasiones es algo muy inconsciente, pero os habréis dado cuenta, de las veces que, tomando una decisión de: “ordenar” nuestra casa, la mesa de la oficina, una relación, un trabajo, o incluso nuestros propios pensamientos, de golpe, como si fuera por “arte de magia”, surge aquello que estábamos esperando, o se nos ocurre aquella idea que necesitábamos, esa situación conflictiva mejora o encontramos aquel objeto que llevamos tiempo buscando y que no sabíamos dónde estaba. Esto que sucede de una manera espontánea y natural responde a que, de una manera u otra, todo está conectado en nuestra vida, por lo que cualquier acción que hagamos provocará un movimiento en otra cosa o área de nuestra vida. Es cómo el efecto dominó, cuando una ficha se mueve y cae, provocará que muchas otras también se muevan.
Si este post te ha vibrado, es posible que te este indicando que, ha llegado en un momento en el que precisas “ordenar” alguna cosa en tu vida, por lo que te invito a iniciar este NUEVO AÑO con una Puesta a Punto del área que tú quieras o necesites “ordenar”. Para llevarlo a cabo te propongo una pequeña pauta muy sencilla, con 3 preguntas, que te pueden ayudar a tomar la decisión de deshacerte de algo de lo que todavía puedas tener dudas.
3 preguntas para saber si… ¿Debo deshacerme de este “objeto” “ropa” “mueble” etc…? Los pasos son los siguientes:
Primero. Observa el objeto con plena atención durante 30 segundos (sin distracciones solo observa el objeto en cuestión).
Segundo. Pregúntate:
- ¿Es útil para mí? Sí / No
- ¿Me hace Feliz? Sí / No
Ya que, puede no ser útil, pero hacerte feliz. Por ejemplo, como un recuerdo o como un objeto de decoración. Lo que sí, es importante es que, si decides quedártelo y no tiene utilidad, ha de aportarte felicidad al conservarlo.
Y, por último, antes de sacarlo de tu vida, pregúntate:
- ¿Se lo regalaría a alguien? Sí / No
Para que sea afirmativo ha de reunir los puntos 1 y 2 para la persona que hayas pensado regalárselo.
Podrás comprobar que, estas 3 preguntas, es posible aplicarlas a otras cuestiones que no son solamente materiales, como el orden en el hogar o en espacios físicos, sino en situaciones como, por ejemplo: pensamientos, decisiones, relaciones etc… (evidentemente adaptando, un poco, las preguntas a la situación que quieras analizar, pero salvando las distancias pruébalo y comprobarás que con 3 simples preguntas puedes salir de muchas dudas)
Si te ha interesado este tema, te recomiendo la lectura de: La Magia del Orden de Marie Kondo, conocida como la gurú del orden. Ha escrito cuatro libros (2 traducidos al español) La Magia del orden (2014) y La felicidad después del orden (2016). Ha vendido más de 6.000.000 de ejemplares de su obra en todo el mundo. Se ha traducido a más de 24 lenguas y publicado en más de 30 países. También llega a Netflix, donde a través de 8 episodios ayuda a familias a organizar su casa y sus vidas. Marie Kondo está incluida en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo elaborada por la revista Time en 2015. Ordena tu casa ordena tu vida.
Según Marie Kondo, cuando tenemos algo que nos cuesta tirar debemos preguntarnos sobre su verdadero propósito en nuestra vida. Si ya cumplió su función, hay que reconocer su contribución y dejarlo ir con gratitud.
Biografía Marie Kondo
Marie Kondo se interesó desde los cinco años por las revistas de decoración que compraba su madre y por las acciones de limpiar y ordenar (término japonés: katazuke). Siendo la mediana de tres hermanos pasaba mucho tiempo a solas mientras su hermano mayor jugaba a los videojuegos y su madre cuidaba de su hermana pequeña que todavía era un bebé. Cuando fue al instituto le gustaba ordenar las estanterías mientras sus compañeros practicaban deporte y en los años de universidad poner las cosas en orden le ayudaba a superar la presión de los exámenes. Un día experimentó un estado de conciencia de orden perfecto y decidió hacer de su pasión su profesión con su sencillo Método KonMari, que aúna la filosofía oriental, el feng shui y el coaching inspiracional.
A continuación, te dejo la entrevista que le hicieron a Marie Kondo, y donde ella misma habla de su vida. (Del Pino, Andra Mª Rosa (2019). El Mundo)
Hasta el 31 de diciembre, Meghan Markle, Demi Lovato y Khloé Kardashian se mantenían como las mujeres más buscadas en universo de la web. No obstante, el pasado 1 de enero, Google (junto a Twitter, Facebook e Instagram) fue testigo del nacimiento de una nueva diva. Aunque Marie Kondo (34), quien acaba de estrenar una serie de Netflix, no baila, ni canta, ni actúa. Sólo ordena. Y es que la japonesa -de llamativo flequillo, amplia sonrisa y 1.43 de estatura- se ha convertido en una eminencia de la organización doméstica. Una especie de «dictadora», dotada del irrefutable poder de decidir, a través de una pantalla, qué se debe tirar y que no. Pero, al parecer, Kondo no ha sido tan ordenada con su vida personal. Porque, al contrario de lo que declama, ella misma «almacena» demasiadas obsesiones en su despensa personal.
Marie Kondo nació 1984, en Tokio, en el seno de una familia que, según ella misma, la alentó siempre en el camino hacia el orden. Así, a los cinco años, se obsesionó con organización. «Hojeaba siempre cada edición de una revista, a la que mi madre estaba suscrita. Trataba de cómo organizar la casa», mencionó en una charla para Google. De esa forma, el texto japonés La técnica de deshacerse de cosas se convirtió en su libro de cabecera y no cesó en su búsqueda de guías. Ahí fue cuando decidió experimentar el método por ella misma. «Un día lo hacía con mi habitación, al día siguiente, con la de mi hermano, y al siguiente, la de mi hermana, después la cocina, el salón, el baño, la de mi otra amiga y, luego, el salón de clase del colegio. Pasé gran parte de mi adolescencia ordenando cosas», comentó en 2015.
«Está bien, pueden afirmar con seguridad que soy una loca fanática del orden», fue su mantra desde pequeña. Sobre todo, porque ahora es capaz de asumir que «tiraba los trajes de su padre y los bolsos de su madre», sin permiso alguno. Es más, ella misma suele comentar, con su típico carisma, que durante la secundaria prefería quedarse ordenando estanterías en vez de realizar actividad física y que, cuando sus compañeros se ofrecían para ser el delegado de la clase, ella sólo quería ser la encargada del orden. A pesar de eso, Kondo sabía que había algo en su manera de ordenar que no la satisfacía por completo. Hasta que un día, tuvo -literalmente- una experiencia mística.
«A los 16, entré a mi habitación con una bolsa de basura en la mano. Sentí que quería tirar todo. Ese fue el clímax de mi estrés y en ese momento, colapsé y me desmayé. Un par de horas después, me desperté y en mi mente apareció la frase ‘mira las cosas de forma más cuidadosa’. No sé si fue una voz real o algo que vino de mí misma, Creo que fue ‘el dios del orden’. En ese momento, tuve mi inspiración», reveló en 2016 al Sunday Times. Por otra parte, también fue una experiencia de vida la que completó KonMari. Porque, a los 18 años, Kondo empezó a trabajar un kiosko de un santuario sintoísta, donde vendía amuletos de la suerte. Allí se empapó con la filosofía espiritual y sentó las bases de su forma de trabajo: «transforma tu espacio sagrado, un lugar poderoso lleno de energía».
Un año después, Kondo entró a estudiar sociología en la Universidad de la Mujer Cristiana de Tokio, donde desarrolló un trabajo de fin de grado llamado ‘Cómo despejar tu piso’. Asimismo, formó una consultoría durante los fines de semana, que -de acuerdo con InStyle– llegó a tener hasta tres meses de lista de espera. De hecho, esa sería la razón por la que optó por escribir su primer libro, en 2011. De esa manera, Kondo profesionalizó su afición, viajó a Estados Unidos, fue invitada a grandes programas de televisión (como el de Ellen Degeneres), enseñó a las editoras de Vogue a ordenar sus armarios y en 2015 se transformó en una de las personas más influyentes para la revista Time por su determinación a la hora de deshacerse de cosas.
Pero algo cambió en su método cuando decidió formar una familia. Hace tres años, se casó con un hombre llamado Takumi Kawahara y, posteriormente, dio a luz a dos niñas, a quienes planeó enseñar su método desde antes de su nacimiento. «Cuando supe que estaba embarazada, discutí con mi esposo sobre el espacio que debíamos invertir. Por ejemplo, cuántos cajones debíamos darle a nuestra hija», dijo al Wall Street Journal en 2017. No obstante, las cosas no han sido tan idílicas para Marie al tener niños en casa y ha debido cambiar su sistema. Ya no desea que los bebés eliminen los juguetes que no utilizan, sino que pide espacios definidos para los niños. Finalmente, y aunque puede ser muy tirana, Marie Kondo ha demostrado que sí puede deshacerse de sus obsesiones. Más aún cuando el desorden sus herederas ha llegado para transformar su vida.